LOS DEMOS DE ROCKDRIGO

Rockdrigo fue un juglar del concreto, un poeta urbano que nunca se tomó en serio

José Xavier Návar
Unomásuno, 3 de octubre de 1985



"Ahí te dejo estas canciones
a ver si te cuachalanguean
a ver si alguna te pasa
alguna canción muy chancha.
Aunque estén mal tocadas
porque no tienen matices
si te fijas, como si nada
encontrarás sus raíces
yo te digo, todas son de Rockdrigo."

(Introducción que canta Rockdrigo en el casete que dejó con algunas de sus nuevas rolas)

Nunca se tomaba muy en serio y siempre estuvo bromeando con un humor, a veces medio desconfiado, entre irónico y cáustico. Rockdrigo era de los que no se iban con la finta, y a últimas fechas como que ya estaba agarrando la onda en un plan mucho más alivianado, porque ya le andaba por hacer si elepé.


Rockdrigo se fue el jueves 19 con el temblor. Murió sepultado junto con su chava, Françoise Dominique, bajo los escombros del edificio de la calle de Bruselas, donde vivía. Justo donde grabó un demo que a la postre fue su último casete, y en el que han quedado, en varias rolas, sus inquietudes de poeta urbano, de juglar del concreto. En total hay 20 canciones que se agrupan, según palabras del propio músico, en canciones porno-rock (El buen chico, Piojos y La canción de amor de Jack el destripador); serie de AcaRolas (Conjugando dados, Buda técnico, Algo de suerte y El gran silencio); rock rupestre (Intelectuales, Aventuras en el Distrito Federal y Qué feo estoy)


También hay otras canciones que no se encasillan bajo ninguna etiqueta, y en las que nunca está ausente ese talento particular que tenía el músico de Tampico. Piezas como Bella esmeralda, Esperar otra vez y Belleza interior, muestran una faceta que tenía Rockdrigo para la canción de amor. Y qué decir de esas reflexiones, a veces tan intricadas, que con una sorprendente facilidad las transformaba en canciones de extraña y sugerente poesía urbana. Ahí se dejan escuchar Un desvarío (imágenes), Nena, ¿qué te pasó?, Señor gasolinero y Chica con suerte.


Y no podía faltar el humor negro que el Rockdrigo manceba tan bien. Como un ejemplo de esto está El campeón olímpico de la muerte y Millonario. Y una variante poco conocida de él, un cierto manejo del folclor nacional en canciones como Mientras salga el Sol en el valle de los Yakis.
Después de casi seis años de haber llegado al DF taloneando constantemente, cantando materialmente donde hubiera chance y con un casete (Hurbanistorias) a manera de tarjeta de presentación, el Rockdrigo se había vuelto muy popular y solicitado. Su Metro Balderas se volvió en poco tiempo un clásico del rock mexicano.


Hace tres semanas me entregó el casete y se le notaba muy entusiasmado. Una gran amiga de él, Teresa Ponce, le iba a financiar su disco, nada más quedaba escoger las canciones y poner el orden. Rockdrigo había cambiado, hasta estaba haciendo ejercicio… pero lo alcanzó la muerte.
En su canción Algo de suerte Rockdrigo cantaba: “En este cuadro de boxeos interminables / en esta tienda de seres humanos desechables, / en el resumen de arquetipos conjugados / de tiempos duros explotando en todos lados / a veces siento que se cae esa coraza / que me mantiene seguro de moverme en todos lados. / Y entonces pienso que he corrido con algo de suerte / en estas páginas dibujadas por la muerte”.


Y en otra rola, en El gran silencio, apuntaba: “Vaga el mundo por el tiempo / a la par del tiempo del gran silencio, / pasan las cosas importantes, / las insignificantes, / a que jugamos todos. / Pero se engaña y se destruye tontamente / sin importarle a la gente / las argucias de su mente. / Los sistemas de individuos se preocupan / más por lo que ellos disfrutan / que por algo que sea real. / Compras tu boleto de entrada / hacía la encrucijada que no tiene final, / sueñas y te duermes en los mundos / de esos sueños profundos / llenos de bien y mal, / armas con tu vida alguna historia / donde sin pena ni gloria / no comprendes el final. / Te clavaste en el mundo de ilusiones / en donde las pasiones te pudieron atrapar”.


De Rockdrigo queda su recuerdo y sus rolas, algunas grabadas en vivo durante sus presentaciones. En vivo, en el Teatro Helénico, con Jaime López y Alain Derbez, el 5 de diciembre del 83; en vivo en El Museo del Chopo, el 15 de diciembre del 84, algunas grabaciones de Radio Educación y otras de Radio Mexiquense.